EL liderazgo se hace con “Amor”.

EL liderazgo se hace con “Amor”.

EL liderazgo se hace con “Amor”.

Asociar el liderazgo con el amor pudo ser un “tabú” del siglo pasado. Las expresiones comunes eran “aquí se viene es a trabajar duro”,  “al pasar la puerta de la empresa hay que dejar fuera las emociones”, “para que te respeten hay limitar la capacidad de sentir y empatizar”, “el jefe es así, hay que soportarlo”, “el jefe tiene total autoridad para decir lo que quiera cuando quiera y donde quiera”, “el jefe siempre tiene la razón”, “quiero ser jefe para tener el poder, y ya verán”, …

Venimos estudiando, trabajando y facilitando las mejores prácticas de un líder “EFECTIVO” por mas de tres décadas haciendo énfasis en que un líder necesita desarrollar competencias blandas (actitudes) que faciliten prácticas de comunicación, de manejo de relaciones, de inteligencia emocional, entre otras que permitan generar en sus colaboradores compromiso y motivación para sacar de ellos el talento y esfuerzo para cumplir su trabajo en forma consistente.

En esta última declaración, se tienen claras las prácticas y comportamientos “ideales” centrados en principios que hacen del líder un persona que debe:

  • Guiar y mantener la disciplina en el trabajo. Manejar el talento de su gente
  • Conocer, atender las necesidades y reconocer a cada colaborador. Defender y respetar a sus colaboradores
  • Facilitar aprendizaje. Desarrollar su personal al máximo de su potencial
  • Representar al equipo
  • Representar a la empresa

Todas estas prácticas, comportamientos y competencias tienen una única e insustituible fuerza común que hace verdaderamente “EFECTIVO” a un Líder, y es el “Amor”. Un Líder “AFECTIVO” es sin duda el mejor líder, pues contagia todo lo que hace y dice con la magia del sentimiento más sublime, genuino y energizador. No se puede liderar sin amar, no se pude liderar sin establecer conexiones amorosas con sus liderados. Un líder con amor en su corazón siempre tiene a su favor una cuenta emocional positiva suficiente para contener sin riesgo alguno, acciones fuertes, explosiones y pérdida de control eventuales, equivocaciones e incluso expresiones o prácticas no acordes, y los resultados son de muy bajo impacto en su gente, pues en ellos también hay amor. El amor genuino tiene como respuesta el amor genuino capaz de entender, perdonar y valorar la relación por encima de aspectos situacionales del día día.

No estamos hablando de amor sexual, el amor del líder por su personal y el personal por su líder se desarrolla dentro la dinámica de los principios, las normas y sobre todo sobre el respeto a las “individualidades” y el entendimiento de que todos tienen los mismos derechos y responsabilidades para que las relaciones sean afectivamente efectivas en el ámbito laboral.

Son muchas las investigaciones e investigadores que revelan la esencia de estas afirmaciones. La Universidad GALLUP afirma que la forma mas efectiva de lograr el compromiso de la gente es tener un líder “afectivo, dedicado mayormente a su gente”. Ken Blanchard tiene muchos mensajes asociando el liderazgo, el amor y el desempeño en su libro “liderando con amor”. El economista Kenneth Boulding, afirma también: “El principal obstáculo para el crecimiento económico ha sido la incapacidad del sistema para impulsar el desarrollo del amor más allá del ámbito familiar.” Parece que nos da miedo hablar del amor fuera de la casa o de la iglesia y ciertamente, en la oficina. Es por ello que no crecemos económicamente como podríamos.

Rafael Beltrán

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